Plug in[dustry]

Rehabitar la frontera entre la industria y la ciudad

Vitoria-Gasteiz

“El límite no es donde algo termina, sino donde algo comienza a ser.”

Martin Heidegger, Construir, habitar, pensar (1951)

 

Reconectando la industria y la ciudad·

Las zonas industriales han funcionado históricamente como bordes de la ciudad, separando los espacios de producción de los de la vida cotidiana. Con el tiempo, muchos de estos polígonos se han vuelto territorios marginales: áreas poco transitadas, percibidas como inseguras y desconectadas del tejido urbano. Sin embargo, concentran una enorme capacidad infraestructural, energética y espacial, lo que los convierte en un recurso estratégico para imaginar nuevos modelos de ciudad.

En Vitoria-Gasteiz, las áreas industriales ocupan aproximadamente el 20,9% del tejido urbano consolidado, y el sector industrial consume entre el 35% y el 50% de la energía total. Este peso convierte a la industria en un actor esencial para avanzar hacia una transición ecológica y energética a escala metropolitana.

En este contexto, Plug in[dustry] propone reconectar el polígono de Ali-Gobeo con la ciudad, transformando el límite entre ambos en un territorio compartido. El proyecto aprovecha la infraestructura existente —sus naves, vacíos y redes energéticas— para incorporar una nueva capa social, ecológica y tecnológica que reactive el polígono y lo haga permeable a la ciudadanía.

De esta manera, la industria deja de ser una frontera para convertirse en un espacio de intercambio y convivencia, donde la producción y la vida urbana puedan coexistir en equilibrio.

Potenciales

 

El análisis del área pone de manifiesto una serie de oportunidades complementarias. Por un lado, la posibilidad de introducir tecnologías limpias y sistemas energéticos eficientes que reduzcan el impacto ambiental del polígono; por otro, la capacidad de sus espacios industriales para acoger nuevos programas sociales, educativos y culturales que lo acerquen a la ciudadanía.

La combinación de estos factores permite redefinir el papel del polígono, transformándolo en un entorno más diverso, sostenible y habitable. La hibridación de usos —industriales, formativos, recreativos o comunitarios— se convierte así en la clave para generar identidad y cohesión dentro de un paisaje hasta ahora fragmentado.

Sobre esta base, Plug in[dustry] se articula en tres ejes fundamentales:

  1. Tecnología, como instrumento para avanzar hacia la autosuficiencia energética.
  2. Espacio público, como motor de integración social y aprendizaje colectivo.
  3. Hibridación, como estrategia para conectar diferentes escalas y tipologías urbanas.

Estos principios orientan todas las decisiones del proyecto, desde la planificación territorial hasta el diseño constructivo, con el objetivo de reconciliar la industria con la ciudad y devolverle un papel activo en la vida urbana.

Contexto urbano: Ali-Gobeo

 

El polígono de Ali-Gobeo se sitúa en una franja de transición entre el anillo verde de Vitoria-Gasteiz y el barrio residencial de Lakua. Su localización, a medio camino entre la naturaleza y la ciudad consolidada, lo convierte en un punto clave para repensar la relación entre la industria y la vida urbana.

El estudio territorial identificó un conjunto de parcelas vacías, naves abandonadas y espacios infrautilizados que conservan una infraestructura valiosa y fácilmente reutilizable. Este paisaje discontinuo revela el potencial del área para evolucionar hacia un tejido mixto, donde la producción, la energía y los usos ciudadanos puedan coexistir.

Entre todas las zonas analizadas, la banda contigua al parque de Lakua destaca por su cercanía a la vivienda y su contacto directo con el espacio público. Allí se concentra la mayor oportunidad para implantar nuevas actividades abiertas a la comunidad, capaces de conectar el ritmo industrial con la vida cotidiana del barrio.

En este punto se apoya el proyecto Plug in[dustry], que propone transformar ese borde pasivo en un umbral activo, integrando naturaleza, tecnología y participación ciudadana dentro de un mismo paisaje urbano.

Estrategia de intervención

 

Plug in[dustry] plantea una transformación progresiva del polígono de Ali-Gobeo, aprovechando su infraestructura existente y activando nuevos usos sociales y energéticos. La estrategia se organiza en tres fases complementarias, que pueden desarrollarse de forma independiente o simultánea:

1.     Puntos calientes: Núcleos energéticos donde se concentran los programas de generación, transformación y almacenamiento de energía. Además de su función técnica, actúan como espacios de encuentro y aprendizaje vinculados a la sostenibilidad.

2.     Parásitos o adherencias: Pequeñas arquitecturas modulares que se adosan a los edificios industriales, incorporando talleres, espacios culturales, deportivos o formativos. Su carácter ligero permite implantarlas gradualmente, reactivando zonas en desuso y acercando la industria a la vida cotidiana.

3.     Conexiones: Pasarelas y recorridos elevados que enlazan los distintos nodos, creando una red peatonal que atraviesa el polígono. Esta segunda capa de movilidad ofrece nuevas perspectivas sobre el entorno y favorece el intercambio entre actividades.

En conjunto, estas tres fases configuran una infraestructura dinámica, capaz de crecer, adaptarse y reprogramarse con el tiempo. Más que sustituir la industria, la estrategia la reinterpreta, integrando producción, energía y vida urbana en un mismo sistema.

Prototipo: Waste-to-Energy

 

El corazón del proyecto se sitúa en la zona sur del polígono de Ali-Gobeo, donde se implanta el prototipo Waste-to-Energy (WtE), una planta capaz de transformar los residuos urbanos en energía térmica y eléctrica. Esta pieza actúa como catalizador de todo el sistema, concentrando la innovación tecnológica, la producción energética y la interacción social.

El proceso de incineración controlada aprovecha los residuos sólidos urbanos para generar vapor, que se utiliza tanto para producir electricidad mediante turbinas como para alimentar un circuito urbano de calefacción y agua caliente. Con este sistema, la planta puede abastecer a cerca del 10% de la población de Vitoria-Gasteiz, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles y cerrando el ciclo de aprovechamiento de los residuos.

Pero el valor de la WtE no se limita a su función técnica: su arquitectura hace visible la energía. El edificio se concibe como una infraestructura transparente, que revela los distintos procesos de transformación —desde la llegada de los residuos hasta la generación eléctrica— y los convierte en un paisaje educativo. A través de pasarelas, miradores y recorridos didácticos, el visitante puede observar el proceso completo, comprendiendo el funcionamiento de una planta energética real.

El WtE es, por tanto, una fábrica y un espacio público a la vez. Su volumen se integra con el entorno mediante rampas y cubiertas verdes que la conectan con el parque de Lakua, generando un nuevo frente urbano accesible y abierto. De día, el edificio funciona como centro de producción y aprendizaje; de noche, su envolvente translúcida lo convierte en un faro energético visible desde todo el polígono, símbolo de una industria limpia, eficiente y compartida.

Plug in[dustry] convierte así la infraestructura más técnica del sistema en su pieza más cívica, demostrando que la energía puede ser no solo un recurso, sino también un espacio de encuentro y conocimiento.

Implantación y organización

 

El edificio se desarrolla longitudinalmente, con 150 metros de longitud y una altura variable que alcanza los 45 metros en su punto máximo. La organización responde tanto a los requisitos técnicos de la planta energética como a su integración con el entorno urbano.

Por el norte, el edificio se conecta con el polígono industrial, permitiendo el acceso de camiones que transportan residuos. Por el sur y el este, se abre hacia el parque y el barrio residencial, generando accesos peatonales que invitan al visitante a entrar.

El conjunto se divide en dos grandes niveles:

·         Nivel inferior (técnico y logístico): una plataforma parcialmente enterrada que alberga la zona de descarga y clasificación de residuos (tipping hall), los silos de almacenamiento, los cuartos técnicos y los sistemas hidráulicos y eléctricos. Esta parte se concibe como una infraestructura robusta y flexible, capaz de adaptarse a distintos procesos industriales futuros.

·         Nivel superior (productivo y social): sobre la base técnica se despliega la zona de incineración, filtrado y recuperación energética, junto con los invernaderos de cubierta y los espacios de recorrido público. Esta capa introduce la dimensión humana del proyecto: terrazas, rampas, pasarelas y jardines productivos.

El volumen total se modula en tres franjas paralelas: el búnker de residuos, la incineradora y el sistema de filtrado de humos. Sobre ellas se apoyan los invernaderos, que funcionan como un “pulmón verde” y un regulador térmico natural.

Arquitectura del paisaje productivo

 

En la cubierta del edificio se desarrolla un sistema continuo de invernaderos que transforma el calor y el agua residual de la planta Waste-to-Energy en energía útil para el cultivo.

El calor sobrante se canaliza hacia la cubierta mediante intercambiadores térmicos, manteniendo condiciones estables de temperatura y humedad durante todo el año.

El conjunto funciona mediante un sistema acuapónico, que combina el cultivo de plantas con la cría de peces en un circuito cerrado de agua. Los residuos orgánicos generados por los peces se transforman en nutrientes para las plantas, y estas purifican el agua antes de devolverla al sistema.

Así se logra un ciclo productivo autosuficiente, sin fertilizantes químicos ni desperdicio de recursos.

Los tanques de piscifactoría se alojan en pequeñas estructuras de madera laminada (CLT) entre los pórticos metálicos. Sobre ellas se disponen los cultivos suspendidos, creando diferentes niveles de vegetación dentro del invernadero. Las cubiertas de policarbonato ondulado protegen del viento y la lluvia, y filtran la luz natural para optimizar el crecimiento vegetal.

Además de producir alimentos, estos invernaderos actúan como espacios de aprendizaje y encuentro. Las pasarelas que los recorren permiten a los visitantes observar el funcionamiento del sistema y disfrutar de vistas panorámicas sobre el polígono y el parque de Lakua.

La cubierta se convierte así en un paisaje productivo y social, un laboratorio de sostenibilidad que combina tecnología, naturaleza y comunidad en un mismo gesto arquitectónico.

Integración con el entorno

 

El edificio se integra en el paisaje sin imponerse sobre él. Su fachada este, orientada hacia el parque, se resuelve mediante una secuencia de pórticos y rampas que reducen progresivamente la escala, suavizando la transición entre la infraestructura industrial y el entorno natural.

Desde la distancia, el volumen se percibe como una topografía construida, una suerte de colina artificial que emerge del verde y se eleva hacia el interior del polígono. Esta condición intermedia lo convierte en un elemento de conexión entre la ciudad y la industria, entre lo natural y lo técnico.

El acceso principal se produce desde el parque, a través de una gran rampa ajardinada que asciende hasta el nivel de los invernaderos. Este recorrido convierte la aproximación en una experiencia arquitectónica: el visitante atraviesa el edificio, observa el funcionamiento de la planta, percibe el calor residual y comprende el proceso de transformación de los residuos en energía.

La integración no se busca solo en la forma, sino también en la vivencia del lugar: el edificio invita a recorrerlo, a participar y a entender la industria como parte del paisaje urbano.

Recorridos y experiencia

 

El sistema de pasarelas o “fingers” estructura la experiencia del visitante y redefine la manera de recorrer un edificio industrial. Estas plataformas suspendidas entre los contrafuertes y las cerchas metálicas permiten observar el proceso de incineración y generación energética desde diferentes alturas, ofreciendo una lectura gradual y dinámica del espacio.

Los recorridos han sido diseñados para ser inclusivos y accesibles, incorporando rampas suaves, ascensores panorámicos y zonas de descanso que acompañan al visitante a lo largo del trayecto. En los puntos de mayor interés, las pasarelas se ensanchan para crear miradores y áreas de observación, donde se puede contemplar tanto el funcionamiento interno de la planta como el paisaje exterior.

Algunos fingers se prolongan hasta los contrafuertes de fachada, generando un segundo nivel de recorrido que culmina en la cubierta del edificio. Desde allí, los visitantes disfrutan de vistas panorámicas sobre el polígono de Ali-Gobeo, el barrio de Lakua y el entorno natural, reforzando la conexión visual entre la industria y la ciudad.

Además de su valor didáctico, las pasarelas funcionan como espacios intermedios de transición climática: filtran la luz, protegen del viento y crean pequeños microclimas habitables que permiten disfrutar del recorrido durante todo el año. En conjunto, este sistema convierte la infraestructura industrial en un espacio público recorrido y vivido, donde la tecnología se transforma en experiencia y la industria en paisaje.

La galería de comunicaciones

Junto al cuerpo principal se desarrolla la galería de comunicaciones, un corredor longitudinal que agrupa los espacios de control, laboratorios, oficinas y zonas de descanso del personal técnico. Más que un simple pasillo, actúa como un eje de vida del edificio: un espacio intermedio donde convergen las actividades industriales, sociales y de gestión.

La galería conecta vertical y horizontalmente las distintas partes del complejo, articulando los recorridos entre la planta técnica, los invernaderos y el parque. Su posición estratégica permite observar tanto el funcionamiento interno de la industria como la vida exterior, convirtiéndose en un puente entre ambos mundos.

Su estructura modular repite el ritmo de los contrafuertes del edificio principal, lo que facilita la prefabricación y la integración de nuevas piezas. Dentro de este armazón se insertan cápsulas programáticas —cafeterías, salas de reuniones, laboratorios, vestuarios o aseos— que pueden añadirse, retirarse o reorganizarse según las necesidades operativas o sociales del conjunto.

Esta lógica flexible convierte la galería en un sistema adaptable y evolutivo, capaz de transformarse sin alterar el funcionamiento general del edificio. Además, su condición transparente y su contacto directo con las pasarelas y los espacios exteriores la transforman en un recorrido habitable, donde la estructura industrial se vuelve permeable y visible, y donde el trabajo se mezcla con la experiencia arquitectónica.

Estructura, técnica y materialidad

 

Los contrafuertes de hormigón armado definen la forma del edificio y aportan rigidez al conjunto. Su disposición rítmica organiza tanto la estructura como la envolvente, conectándose mediante losas horizontales que actúan como diafragmas y estabilizan el volumen de gran altura.

Sobre esta base se apoyan vigas postesadas y cerchas metálicas tubulares que cubren luces de hasta 45 metros, permitiendo grandes espacios libres y un interior flexible. Esta combinación entre masa y ligereza otorga al edificio un carácter industrial contemporáneo, donde la estructura se convierte también en expresión arquitectónica.

La elección de materiales busca un equilibrio entre resistencia y transparencia: hormigón en la base, acero en la estructura superior, y paneles de metacrilato y policarbonato en la envolvente. Estos últimos son abatibles, favoreciendo la ventilación natural y la regulación térmica, además de permitir que la luz filtre durante el día y que el edificio emita un resplandor tenue durante la noche.

El sistema constructivo prioriza la prefabricación y el montaje en seco, reduciendo tiempos, residuos y consumo de recursos. Cada componente puede desmontarse y reutilizarse, manteniendo la coherencia con los principios de la economía circular y reforzando la visión de Plug in[dustry] como una infraestructura flexible, eficiente y transformable en el tiempo.

Detalles constructivos y ensamblaje

 

Las cerchas metálicas constituyen la base del sistema estructural ligero del edificio. Se conciben como pórticos modulares con una separación regular de seis metros, lo que facilita tanto la prefabricación como el transporte y el montaje en obra. Cada módulo está compuesto por perfiles tubulares de acero galvanizado, optimizados en peso y sección para resistir flexión y compresión con el mínimo consumo de material.

Las uniones principales son atornilladas, permitiendo el desmontaje y la sustitución de piezas en caso de mantenimiento o reconfiguración futura. Esta estrategia responde a una lógica de reversibilidad constructiva, coherente con el carácter evolutivo del proyecto: el edificio no es una forma cerrada, sino una infraestructura adaptable capaz de mutar con el tiempo.

En los puntos de anclaje, las cerchas se apoyan sobre placas base de acero unidas a los contrafuertes de hormigón mediante pernos embebidos. Entre ambos materiales se introduce una junta de neopreno estructural que absorbe dilataciones y evita puentes térmicos. Los refuerzos diagonales estabilizan el conjunto sin añadir masa innecesaria, garantizando rigidez lateral ante cargas de viento o sismo.

Los nudos superiores incorporan ménsulas desmontables que reciben los elementos de cubierta —vigas pared postesadas y paneles de policarbonato ondulado—, resolviendo al mismo tiempo la evacuación de aguas pluviales mediante canalones integrados en el cordón superior.

En los encuentros con la fachada, las cerchas soportan una serie de pasarelas colgantes de acero y vidrio laminado que funcionan como miradores y corredores de inspección. Estas pasarelas se suspenden mediante tirantes metálicos conectados a la estructura principal, generando un sistema visualmente ligero, pero estructuralmente robusto. Su cara inferior se reviste con chapa microperforada que protege las instalaciones y permite el paso del aire caliente hacia las zonas superiores.

La envolvente de metacrilato se fija a una subestructura secundaria anclada a las cerchas. Esta piel translúcida se compone de paneles abatibles que facilitan la ventilación cruzada y permiten regular la ganancia térmica de los invernaderos. Durante el día, la luz difusa penetra hacia el interior; de noche, el conjunto emite un resplandor suave, transformando la planta en un faro urbano visible desde todo el polígono.

El resultado es una estructura precisa y ligera, pensada tanto para la eficiencia constructiva como para la experiencia del usuario: cada pieza, cada unión, cada superficie, participa en una misma idea de transparencia técnica y flexibilidad arquitectónica, donde la industria se convierte en paisaje y la ingeniería en forma habitable.

Energía, ciclo y autosuficiencia

 

El sistema energético de Plug in[dustry] se organiza como un circuito metabólico cerrado, donde cada flujo de materia o calor se aprovecha para generar nuevos recursos. La planta Waste-to-Energy convierte los residuos sólidos urbanos en electricidad, calefacción y agua caliente, reduciendo la dependencia de fuentes externas y transformando los desechos en energía útil para el propio polígono.

El calor residual procedente del proceso de incineración se canaliza hacia los invernaderos de cubierta y los espacios educativos, garantizando su climatización constante. Al mismo tiempo, el agua de lluvia se recoge, filtra y se incorpora al circuito acuapónico, cerrando el ciclo hídrico sin necesidad de aportes externos.

La energía excedente se vierte a la red del polígono, alimentando otros edificios y equipamientos cercanos, mientras los residuos no combustibles se reutilizan como áridos o materiales de construcción. Así, el sistema combina eficiencia energética con recuperación material, creando un modelo replicable de economía circular.

En conjunto, el edificio funciona como una pequeña ciudad productiva: consume, transforma y devuelve energía, materia y conocimiento a su entorno inmediato. Plug in[dustry] demuestra que la industria puede ser una infraestructura abierta y sostenible, capaz de integrarse en los ciclos naturales y sociales de la ciudad sin generar residuos, sino oportunidades.

Un nuevo paisaje urbano

 

Plug in[dustry] redefine la relación entre la ciudad y su infraestructura productiva. En lugar de aislar la industria, la integra dentro del paisaje urbano, transformando el polígono de Ali-Gobeo en un territorio híbrido donde la producción, la energía y la vida cotidiana se superponen.

La energía se produce a la vista de todos, los residuos se convierten en conocimiento, y las cubiertas industriales se transforman en espacios verdes y habitables. Las pasarelas, miradores y talleres abiertos al público invitan a recorrer la infraestructura como si fuera un nuevo tipo de espacio cívico, donde lo técnico se convierte en experiencia.

En este contexto, la fábrica deja de ser una máquina cerrada para asumir el papel de infraestructura pública, visible, educativa y compartida. La arquitectura actúa como mediadora entre tecnología y ciudadanía, revelando los procesos que sostienen la ciudad y devolviendo valor social a la producción.

Plug in[dustry] no es solo un edificio, sino una estrategia de reconexión que convierte el límite industrial en un paisaje activo, un lugar de encuentro entre energía, aprendizaje y convivencia. Ali-Gobeo pasa de ser un polígono aislado a convertirse en un ecosistema urbano vivo, símbolo de una nueva forma de habitar y entender la industria en el siglo XXI.

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